Cada noche de luna llena abro la ventana de mi habitación de par en par
y acurruco a mi cuerpo en el saliente de esta,
abarcando con el abrazo de mis manos a mis piernas
dejando a la luna acunarse en el hueco de mis ojos,
sin que mis labios pronuncien palabra alguna.
Hay un momento impreciso
en que las compuertas del agujero que son mis pupilas se abren,
y la catarata de colores que refleja la la luna en mis iris
van cayendo a mi regazo en torrencial casacada de templados dorados
salpicandome de puntos de luz que refulgen en mieles,
más no veo boca, nariz ni ojos en ella,
pero se que me mira, que me respira, que me habla,
mientras voy sintiendo como el contacto de mi piel, mis huesos, mi carne,
con la materia de la que ella esta hecha
se vuelve un espacio indeterminado que nos pertenece solo a nosotras dos,
un mapa donde mi pensamiento y su piel de plata están conectados.
A sorbos cortos y lentos
soy engullida, tragada, absorbida por su esfericidad
donde soy trazos, pinceladas,esbozos,
lineas de mi misma,
que se sumergen en su cornea
y echándome a rodar
por los colores cálidos
del interior de ese ojo desnudo
que se deja vestir por mi cuerpo
le descubro
la esencia de los mios
mientras soy conducida
al núcleo de su retina
continente de imaginacion inagotable
donde por fin nos mezclamos.
Y la sensacion de vértigo se apodera del estomago de mi mente
cuando se eleva más y más alto alzándose majestuosa
sobre ese firmamento de estrellas del que es protagonista
llevándome en sus entrañas,
sosteniendo entre sus brazos los pies descalzos de mi confianza
y me esparzo a borbotones,
en un aparente desorden por cada uno de sus rincones
y soy reconocida por mi olor
y me siento atada
a ese universo sin atmósfera, liquido, acuoso
en el que estoy sumergida,envuelta, protegida de toda lesión externa,
soy, un embrión dentro de la luna
y ella amortigua cualquier golpe o movimiento súbito
permitiendo mi libre movimiento por toda su geografía y
manteniéndome a una temperatura estable,
me reconozco sustancia,
partícula con movilidad superior a cualquier solido,
sin forma propia, determinada
pero de volumen fijo
distribuyéndome en el vientre
en que se ha convertido para acogerme,
adaptandome a su forma.
El tiempo, las horas, los minutos, los segundos
no existen en las coordenadas donde me encuentro,
y mi memoria ha olvidado su sonido,
ha perdido las palabras,
ha encontrado las huellas,
mi memoria es presente
cuando el disparo
de una forma de mirar descomunalmente animal
por la que me siento inmediatamente atraída, imantada, magnetizada
me atraviesa con la dentelleda de la ternura.
El dueño de esos ojos
se encuentra acurrucado
en el saliente de la ventana
abierta de par en par
de una habitación,
y se abraza con las manos
las piernas
mientras deja acunarse
al astro
en el hueco de sus ojos,
sin que de su boca
salga palabra alguna.
En un momento impreciso
la luna
con su catarata de colores
se deja caer en el regazo
de esas pupilas
dejandose aspirar,
queriendo dulcificar
la oscuridad del lamento
que los araña
con sus templados dorados y
los salpica
con sus puntos de luz
para hacer refulgir en mieles
la amargura que contienen.
La luna rompe aguas y me da a luz dentro de la lágrima de estos ojos
mientras yo soy capaz de verla al otro lado del lugar donde me ha expulsado
e inmediatamente me reconozco sustancia,
el alimento que necesitan las células de esas corneas para no morir
y les doy el oxigeno que insufla vida a mis pulmones recién nacidos,
toco con la yema de mi cuerpo los iris de oro negro en los que nado
y elevo el tacto de la ternura a la máxima potencia
para que mis caricias sean entendidas como el gesto inigualable
de querer paliar ese lamento que sale de las gateras
que forman las pupilas en medio de ese par de iris
donde mi esencia se columpia y se balancea
impulsándose, hasta que de un salto mortal
atravieso esos iris como si fueran membranas
yendo a parar al océano del humor acuoso y vítreo
que recubre al cristalino.
Mas en este fluido que los sustenta, se desatan mis instintos
yendo tras el alarido de un pesar, que desordenado busca
a la amada
que le provoca tales hieles
y multiplico hasta el infinito la ternura contenida en los vértice de mi carne
atravesando las cortinas arañadas del ulular de ese susurro
que grita en el cuerpo diáfano profundo, intimo y privado de esas retinas
y ya aquí,
soy un remolino de mimos,llenandome de ellas, perfumandolas de mi,
deseando consolar, aliviar,confortar la desolación
a golpe de besos,
rompiéndome en caricias,
desangrándome en abrazos,
y soy costura, lectura, gota, detalle, tejido
dentro de mis caricias,de mis besos de mis abrazos
que envuelven, que protegen
al habitáculo donde me encuentro
que se torna de un color rosado
y soy dulce y suave
mientras me regalo
a esas retinas,
desprendiéndome de mi misma,
arrancándome los sentimientos que me provocan,
legandoles mis ojos
sabiendo que siempre
perteneceré a este lugar
porque de golpe comprendo
que soy la dueña de esas hieles,
de esos lamentos,
de esa amargura,
ahora escucho con nitidez
a los colores de tus ojos
llamarme en las noches
de luna llena,
he reconocido el sonido de tu aullido, reclamandome, conduciéndome
de una forma inconsciente
al lugar que yo eligiese
de todo tu cuerpo,
He comprendido de golpe que soy tu amada,
pero no imaginaste que yo no querría estar donde
las demás reclaman su trono que es tu corazón.
yo quiero estar en tus retinas,
porque es la porción anatómica del cuerpo humano
que posee mas terminaciones nerviosas sensoriales,
y aquí
ser la princesa de tus silencios,
la guardiana de tus palabras,
la tumba para tus secretos....
-Ahora debo despedirme, la luna me espera, tengo que partir,
ambas tenemos acuerdos que no puedo desvelarte
y sé que ella los tiene contigo, pero antes de marcharme
quiero contarte
que siento una debilidad especial por el mes de Septiembre
porque el es el comienzo del otoño que es mi estación favorita,
las noches son mas largas y puedo estar más tiempo en mi lugar predilecto de ti,
la cueva de tus retinas
donde no hay paredes, ni muros,ni columnas,
porque aquí,
la entrega que ambos hacemos del uno al otro y viceversa
es transparente y cristalina
porque aquí,
en la la alcoba del cuerpo donde más se siente
no cabe otro tipo de entrega,
aquí no eres inexpunable,
aquí solo eres, queriendo ser conmigo....
Hasta la próxima luna llena, amado Lobo.
-Hasta entonces, querida mia.
Escrito por Yolanda Bueno Melado el 12/08/15