Sueños, amor y reflexiones de Yolanda Bueno

miércoles, 18 de noviembre de 2015

POLITÍCAMENTE INCORRECTA

Cuando menos te los esperas, un día cualquiera, a la hora de la siesta, en cualquier estación de año, y con el descaro que tienen este tipo de conversaciones relajadas entre madre e hija, que comienzan de la forma más inocente, tirando de la punta de algunas ideas, que dejas escapar en voz alta, sin saber como el receptor de ellas, va a ir ovillandolas en su mente, te ves envuelta en un mecanismo de preguntas y respuestas, en donde todo fluye de una forma natural, la forma que tiene de ser la confianza.

Amatxo:-...Hija, ¿Porqué todas tus amigas formalizan una relación y tú, pudiendo elegir, no?
Dentro de mis ojos,se esconden las historias que las pálabras no alcanzan

Hija:- Ama, no lo sé... Supongo que no todas las personas estamos hechas para vivir en pareja, no es algo que me preocupe, el amor no es algo que se busque, es algo con lo que te tropiezas, puede que yo no sepa amar, o simplemente que no me conforme con que me quieran y me sientan. Yo quiero amar, y sentir las cosquillas de las espinas y las espuelas de su locura, quiero ser la carne de esas costillas de ese otro ombligo, devorandome las cosquillas de la locura, cuando mis manos piden guerra, quiero ser ese ombligo sin costillas, sin profundidad, donde se afilen las uñas, los sentimientos rotundos, cuando sus manos, me pidan guerra.

Amatxo:- Siempre fuiste distinta, desde pequeña, amabas la soledad y rehuías la compañía de la gente, podías pasarte horas perdida en los bosques, como si hubiese una parte de ti, etérea, que nadie pudiésemos profanar, ligada con un lazo invisible a lo que te transmitía la naturaleza. Ya entonces, eras independiente y fuerte, si creías en una cosa o en una persona, la defendías a muerte, contra viento y marea. Eras tímida y callada hasta la saciedad, pero tu forma de observar aquello que sucedía a tu alrededor era una mirada atenta, capaz de capturar, como el mejor objetivo, aquellos detalles , que a una inmensa mayoría, se nos escapaban...
Con el tiempo, he visto crecer tu fortaleza, pero te has vuelto huraña y desconfiada, para los sentimientos, a veces creo, que solo los dejas libres, cuando todos dormimos, o cuando vas al monte.

Hija:- Los sentimientos, no son un capricho para mi, solo he aprendido a callarlos, cuando entendí, que dejar al cuerpo de mis cuerdas vocales afónicas, de tanto gritarlos, era un fracaso, puede que los hijos estemos abocados a pagar por los pecados, de nuestros antecesores... Dejemoslo, en que no sé amar, de todas formas, igualmente soy feliz.

Amatxo:-¿Entiendes, que llegará un momento de tu vida en el que no puedas elegir?

Hija:- Entiendo, que en la vida, siempre hay opciones, y si llega el momento de ser elegida sin elegir... Tomaré la determinación, (y sé, que no te va a gustar lo que vas a escuchar), de comprarme siete vibradores, uno, para día de la semana, y de un color diferente, para no confundir el del lunes, con el del sábado o el del martes, con el del viernes...

Amatxo:- ¡¡Hija!!!!Sabia que algún momento, saldrías con una de tus ironías...

Hija:- ¡¡Amatxo!!.. Sabia que en algún momento, saldrías con una de tus preguntas....

Amatxo:- Solo intento decirte, que te quiero...

Hija:- Y yo lo sé, y te cuento estas cosas porque también te quiero, pero a estas alturas deberías saber, que para tu hija, hay cosas que no son negociables, y elijo, y me eligen, o me quedo sola, no estoy con alguien por paliar la soledad, porque en ella, me siento cómoda, y eso no significa que no sea capaz de desfogarme sexualmente, aunque creo que mi sinceridad los desarma, cuando les digo "no te enamores"... Lo dicho, no sé amar....

Amatxo:- Sé que en la caja de tus cristalinos ojos, se guarda un amor secreto, descomunal, como tu
No hay pálabras que silencien el trasfondo con el que hablan unos ojosforma de amar, y eso hace que tu manera de sonreír, se vuelva triste a veces, y el sonido de tu risa, no levante el vuelo, como si te acariciasen esas mismas espinas, de las que me hablas, y otras, la melodía envelesadora, de las águilas surcando el cielo, atraviesa tus pupilas, y se esculpen sonrisas en tus labios, capaces de hacer cosquillas, esas de las también me hablas, a cualquiera que te roza.. Pero llevas unos días con cristales en los ojos, con astillas en la boca, con barro en los labios, con plomo en las palabras... Como si hubieses tomado una determinación, una decisión, y sé, que es importante, y que tiene que ver con ese amor, y con tu capacidad de amar, esa que a mí, no puedes ocultarme.. ¿Que perdiste, hija?.. ¿Algun  día me lo contaras?... Anda, dame un abrazo y un beso  de esos que nunca pides,  aunque los estés necesitando más que nadie.... ¿De donde he sacado yo, una hija con este arrojo para la vida?

Hija:- Perdí la única rosa negra que broto en mi corazón...Quizás algún día, ama, quizás algún día te lo cuente.. Todo lo que soy, es gracias a ti, al valor que yo he visto en ti, he aprendido a tragarme el dolor, como lo hacías tú, y sacar de su piel, un abrazo o un beso cuando tus lágrimas, eran más amargas que la propia hiel, me hice fuerte a base de entender, que el amor no se suplica... Eso, he ganado, perdiendo en el amor. Tu fuiste mi maestra, aunque estuvieses tan derrumbada como para ver que yo era una gran alumna mientras se formaba este amasijo de visceralidad de las entrañas que han conformado la mujer hoy soy..

Amatxo:-Te equivocas, hija, a las edad de ocho años, tú, fuiste mi apoyo incondicional, mi compañía en silencio,tus ojos atentos, esa forma  de sostenerme aun sin entender el mundo de los adultos, tu pequeño corazón abrigo al mio y le puso paños calientes de comprension. Cuando nadie más se dió cuenta, del abismo en el que habia caido, tu ya me habías recogido entre tus pequeños brazos y curabas cada una de mis heridas, aun sin comprenderlas, ese tipo de heridas que para ti eran tan evidentes y para el resto, incluida yo, invisibles, porque me negaba, la realidad....La fortaleza, no se aprende maitia, se lleva dentro y tú, eres poseedora de ese don...

Entonces, abrace a mi amatxo con todas mis fuerzas, con ese tipo de abrazos, que dicen, deben duran más de ocho segundos, para que surta efecto, aquello que deseas transmitir, a la persona que abrazas. Quise desintegrarme,y pedirle que me sostuviese en sus brazos, y que no me soltase, porque estaba muerta de miedo, rota de dolor, deshecha, en la brecha de una herida, que sangraba por los cuatro costados de mi ser, y entonces, con su abrazo fundiéndose en el mio, sentí sin palabras, todo aquello que ninguna frase, podrá describir jamas.. Supe, que no me soltaría, a pesar de mi miedo, a pesar de mi dolor, a pesar de mi herida...

Escrito por Yolanda Bueno Melado el 16/10/15

2 comentarios:

  1. Me ha encantado esta conversación entre madre e hija. Una maravilla, no solo en la narración sino también en lo que transmites.
    Un besote. =)

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  2. Gracias Soledad, a veces las expercias vividas en la infancia, unen con un lazo indescriptible a madre e hija, y cuando te haces mayor, entiendes que ese lazo, tiene la cualidad de los diamantes (IROMPIBLES) y te sientes arraigada a cada pálabra no dicha pero expresada con las miradas, como si ese gesto fuese antiquisimo en tu forma de ser. Un beso para ti tambien.

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