que las noches, que sales,
se esconden,
si no existe luz más hechizante
que la que de tu cuerpo se desprende...
Hace tiempo, que dejé de ser una rareza a mis ojos, cuando me descubrí, en el cuerpo de los tuyos, singularmente apreciada, normalmente aceptada, dejaron de importarme las opiniones llamadas validas, y preferí ser quien soy, porque me dí cuenta, de que nadie podría inventarme, esa potestad, ni si quiera a mí, me es adjudicada.
No quiero más atributos, que aquellos que se me tranfieren, acoplándoseme, sumándoseme,
pasando a formar parte, de la mujer que soy, cuando tú, luna lunera, ejerces tu influjo sobre mis mareas, y los adjetivos con los que se me imprime, se me honra, se me distingue, son un trabase de sentidos que se magnifican, rubricandome como esa especie dotada de una capucha de pelaje negro azulado con la que se honra a mi piel, y con gestos singularmente ágiles, cabalgo sobre el lomo de tus fauces, mientras, tu,luna cascabelera, desciendes hasta la grupa de mis mandíbulas montándolas, y de una forma camaleónica, me trago el sol de tu iridiscencia, dejándome, falta de melanina...
Escrito por Yolanda Bueno Melado el 17/02/16