Te ofrezco,
los amaneceres de todos mis defectos,
las risas de todos mis llantos,
la fé de todos mis errores,
la custidia compartida de mis delirios,
el color espeso de mis pesadillas,
Te ofrezco calentarte la cabeza sin permiso y después los pies, ser ese mínimo sabiendo que en cualquier momento ambos podemos traspasar la linea hasta convertirnos en un máximo, no entenderte en ocasiones ni escucharte siempre, pero desnudarme cada noche de todos los días de tu vida y ponerte sobre los hombros la camisa de la sinceridad.
Te ofrezco el sabor sin conservantes de todos mis imperfecciones, la furia de todos los virus que habitan en el planeta de mi interior, el hueso del cráneo de mis debilidades, los berrinches de mis enfados, las tormentas violenta de mi irracionalidad, esa Torre de Babel en la que me convierto ante las imposiciones, la película en blanco y negro de mis necedades, te ofrezco las notas discordantes de mis oscuridades antes que la melodía perfecta de las escasas virtudes acomodadas en el espino de la luz que quizás me desborde o puede sea inexistente en mi....
Yo, no tengo nada de perfecta, me alejo mucho de ese canon,
para que mentirte sino encuentro causa más estúpida que una mentira.
¿Las pupilas zurdas de mis retinas
disienten tanto del ocaso de tu puño diestro?
me resulta atractivo envolver con un lazotodo aquello que no es virtud en mí
y ofrecértelo con mi mano izquierda
para observar que hace tu mano derecha
Escrito por Yolanda Bueno Melado el 17/08/2016
¡Imposible sentir pequeñez ante tanta grandeza!
ResponderEliminarSólo tú te niegas a ver la luz que te ilumina y cierras los ojos.
¡Gracias, por ofrecer tus virtudes al querer enseñarnos tus defectos!
¡abre los ojos, el Dios que niegas se recrea en ti!
Gracias Encarna, por ver virtudes cuando yo solo ofrezco a modo de desafio mis inmumerables defectos...Tu virtud, se encuentra en ver en mis oscuridades, esa luz..
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